Ya llega el momento de llevar a los niños de vuelta al cole, y ello implica volver a la rutina; levantarse temprano, hacer los deberes, las actividades extraescolares… y sobre todo retomar la rutina en el cepillado de dientes. (Que seguro que en vacaciones lo hemos descuidado más de un día) Y como tenemos que recuperar las buenas costumbres, una de ellas puede ser la visita al dentista, ya que con el descontrol de horarios y comidas de verano, seguro que la boca de los peques ha estado un poco más descuidada. Lo fundamental para que esto no ocurra es inculcarles desde pequeños, una rutina que no puedan (o quieran) saltarse.

El problema más típico en las bocas de los niños son las caries, que debemos evitar desde el primer momento, con un buen cepillado y aclarado, y alimentos no perjudiciales para la salud bucal. Es una de las enfermedades más frecuentes de los dientes, tanto en niños como en adultos, y puede ser causadas, por varias razones. Alrededor de nuestros dientes se forma la placa bacteriana, una película pegajosa, formada por bacterias y azucares. Las bacterias surgen de los alimentos, sobre todo de los azucarados, y estas sustancias atacan al diente. Es cuando no se quita la placa bacteriana, cuando surge la caries, pudiendo deteriorar el diente. Para evitarlas lo primero que tenemos que hacer es mantener una higiene bucal adecuada, y llevar una dieta saludable y con poco azúcar.

En cuanto a los dentistas, nuestra labor es solucionar los problemas que han surgido en la boca, y entre las acciones más comunes que se pueden llevar a  cabo distinguimos; la profilaxis de la caries, y especialmente el sellado de fisuras, la remineralización con Recaldent y tratamientos de defectos de estructura, cada vez más numerosos, test de saliva y de virulencia bacteriana. Estos métodos pueden ser usados directamente para prevenir la caries. También damos clases personalizadas de cepillado y somos partidarios de la mínima intervención a partir del protocolo de prevención CAMBRA (Caries Management By Risk Assesment)

Para llevar a cabo una buena higiene en los dientes de los niños, es fundamental que se cepillen los dientes, obviamente; pero también las encías, por lo menos dos veces al día, haciendo hincapié, en el cepillado de antes de ir a dormir. Lo ideal sería acudir al dentista cada 6 meses, siendo conscientes de que deberemos comunicar cualquier hábito que tenga que ver con la boca del pequeño, como chuparse el dedo, o respirar por la boca. Estos hechos que nos pueden parecer irrelevantes, son fundamentales en el desarrollo bucal. La mala salud bucal puede provocar incluso problemas con el desarrollo del lenguaje.

Algo tan importante como nuestra boca debe cuidarse y mimarse desde que somos pequeños, y la mejor manera de aprender es con lo que se ve en casa. Los padres y las madres deben participar en todo el proceso para que aprendan en casa estos buenos hábitos.