Hacerme un piercing en la boca, ¿puede dañar mi salud bucodental?

Desde las tribus más desconocidas, a los seres más queridos, pasando por nuestros compañeros de trabajo, en mujeres y hombres, maduros y adolescentes… la práctica de perforarse una parte del cuerpo, como la lengua, la ceja, o la nariz, se ha extendido, y ya es aceptada y habitual. Los piercings están allá donde miremos, y ya no se ven como un simple accesorio, o una moda, sino como un rasgo de identidad, una muestra de su personalidad.

Estamos acostumbrados a hablar con alguien y que su lengua brille, de hecho la boca es uno de los lugares preferidos para llevar a cabo esta práctica, al igual que también uno de los más sensibles a enfermedades. Por lo que sobra decir que hay que extremar la limpieza del accesorio, ya sea de plástico, acero, vidrio, o joyería, y por supuesto la higiene bucal.

Los dientes son los grandes perjudicados en lo que se refiere a esta moda, ya que en la mayoría de los casos, el pendiente lo roza, y castiga severamente. Esto puede suceder, por qué toque directamente el diente, o por qué al jugar con él los rocemos sin parar. Por este motivo es muy frecuente terminar sufriendo traumatismos o fracturas dentarias, desprendimientos de esmalte y perdidas de color.

Si no puedes resistirte y decides hacerte un piercing, tendrás que tener en cuenta algunas pautas, para evitar sufrir algún imprevisto. En primer lugar, recurre a un experto, nada de hacerlo en un lugar “no autorizado”, o de dudosa reputación; tampoco en casa, ya que se deben seguir unas pautas  y una higiene concretas. Todos los materiales, (accesorios, y herramientas) deben estar esterilizados, en un envase sellado, y por supuesto ser de un solo uso. Para los accesorios, los mejores materiales para evitar sufrir una reacción alérgica o una infección, son el acero inoxidable quirúrgico con niobio y titanio. Los pendientes de platino y paladio, también son una buena opción para evitar cualquier reacción hipoalergénica. Del oro debemos huir, porque suele estar mezclado con otros metales que desconoceremos, para evitar una posible alergia.

Aun siguiendo las recomendaciones y teniendo cuidado, existe la posibilidad de contraer una infección. Esto puede provocar una bacteriemia, o  aparición de bacterias en la sangre, y con lo que se debería acudir inmediatamente a un especialista. A largo plazo existe la posibilidad, por pequeña que sea de contraer algunas enfermedades más graves. Se han dado casos, como inflamaciones en las válvulas o el tejido cardiaco, como la endocarditis, etc.. También nos debería preocupar la resección gingival, la cual retrae la encía dejando al descubierto la superficie dental. Y algo tan simple pero a la vez desagradable, como la halitosis o mal aliento, podría aparecer en nuestras vidas.

Los piercings no van a dejar de existir, porque para qué engañarnos, nos encantan. De modo que lo único que podemos hacer, es llevar una higiene bucodental adecuada, y no descuidar las visitas al dentista.

Problemática oral asociada al piercing

Cicatrices queloides Consisten en cicatrices abultadas y fibrosas, que inicialmente son grandes, rojizas y dolorosas. No es precancesoroso, pero no hay manera de deshacerse de la cicatriz.	Hipersalivación Más del 60% de los que llevan un piercing intraoral sufren de este trastorno, lo cual puede resultar muy incomodo y molesto.	Recesión gingival Llevar un piercing en el labio inferior puede causar que, entre los 6 meses y los 2 años, desde la colocación, se mueva la encía próxima al pendiente.
Infecciones Al hacerse un piercing se deben emplear unas medidashigienicas adecuadas. De no hacerlo podrían producirse infecciones locales que podrían llegar a torrente sanguíneo y alcanzar otros órganos.	Traumatismos Un traumatismo ocasionado por el piercing de la lengua, podría ocasionar la perdida del sentido del gusto, del tacto, disminución de la capacidad de hablar y deformidades, al igual que un gran dolor.	Fisuras y fracturas dentales El 80 % de los que portan un piercing intraoral, sufren algún tipo de pérdida de estructura dentaria. Esto es debido al habito que se crea de empujarlo contra el diente.