Tras limpiar la zona a tratar, protegeremos los ojos del paciente con unas gafas adecuadas y aplicaremos un gel conductor refrigerado en toda la superficie.
En función del tipo de piel de cada persona, realizaremos un tratamiento personalizado, estableciendo unos parámetros determinados para conseguir los resultados más satisfactorios.
Se aplica el cabezal de IPL realizando impulsos en toda la zona que queremos tratar.
Posteriormente se retira el gel conductor y enfriamos la zona con bolsas de frio. Según la zona, el tipo de piel y la respuesta del paciente, realizaremos un segundo pase con los parámetros personalizados adecuados. Tras este segundo pase, volveremos a enfriar la piel y aplicaremos una crema regenerante y protección solar.
Siempre aconsejamos seguir unos cuidados de hidratación de la piel domiciliarios que ayuden a potenciar los buenos resultados que se obtienen con el IPL.
La mayoría de los pacientes necesitan tres sesiones de IPL al año, dependiendo del estado de la piel de cada persona. El tiempo que debe pasar de una sesión a la otra es de 1 mes.
Es un tratamiento perfectamente tolerado y no suele ser doloroso, por lo que no precisa la aplicación de pomada anestésica previa al tratamiento.
En los días posteriores al tratamiento, las lesiones pigmentadas que contienen melanina se oscurecen y son más visibles, pero en poco tiempo se aclaran y dan un aspecto más homogéneo y uniforme a la piel. Los resultados los veremos a la semana del tratamiento y serán más o menos duraderos según los cuidados postratamiento y la exposición solar del paciente.
No. Si la piel está bronceada está contraindicado la utilización del láser. Debemos asegurar la ausencia de exposición solar un mes antes del tratamiento. Por ello, el mejor momento para el tratamiento con IPL es desde finales de octubre hasta finales de mayo, cuando ya no nos quedan restos de bronceado en la piel después del verano y antes de empezar a tomar el sol.
Sí, se puede trabajar y realizar vida completamente normal nada más acabar la sesión.
Este es un procedimiento bien establecido y seguro. El paciente deberá seguir las recomendaciones pre y postratamiento para asegurar un tratamiento seguro y un resultado óptimo.