Un TAC dental es un dispositivo que utiliza rayos X para generar imágenes tridimensionales de los dientes y los huesos maxilares del paciente. Es importante diferenciarlo de una radiografía panorámica tradicional, ya que el TAC proporciona imágenes en 3D, ofreciendo un nivel de detalle superior para diagnósticos precisos en odontología.
Esta tecnología avanzada es especialmente útil en situaciones donde se requiere una evaluación exhaustiva, como la planificación de implantes dentales, la detección de patologías orales, la evaluación de lesiones traumáticas o la evaluación de la posición de las raíces dentales.
Además de su utilidad en diagnósticos y planificación de tratamientos, también ofrece beneficios adicionales en términos de seguridad y comodidad para los pacientes. Al utilizar una cantidad mínima de radiación y permitir una exploración rápida y no invasiva, este procedimiento es bien tolerado por la mayoría de los pacientes, minimizando el riesgo y la incomodidad asociados con otros métodos de diagnóstico.
El TAC dental tiene una amplia gama de aplicaciones clínicas que abarcan diversas áreas de la odontología. Una de las más destacadas es su utilidad en la detección temprana y precisa de quistes y tumores en el tejido oral. Gracias a su capacidad para generar imágenes detalladas en tres dimensiones, el TAC dental puede permitir a los odontólogos identificar estas anomalías con mayor precisión y en etapas más tempranas, lo que facilita un diagnóstico más preciso y un tratamiento oportuno.
Además, el TAC dental es fundamental en la evaluación prequirúrgica para procedimientos como cirugías ortognáticas, donde es crucial comprender la anatomía facial en detalle para planificar la intervención quirúrgica de manera óptima. La capacidad del TAC dental para visualizar la estructura ósea en 3D también es esencial para la identificación de fracturas maxilares y otras lesiones traumáticas, lo que ayuda a los profesionales a determinar el alcance de la lesión y a planificar el tratamiento adecuado.