-
Un pez de 424 millones de años ha revelado información sobre el sistema de reemplazo de dientes.
-
A través de su estudio se ha sabido la causa por la que unas células especializadas reabsorben la
dentina y el hueso de unión hasta que el diente se afloja.
La tomografía de rayos X de fuente sincrotrón aplicada a una pequeña mandíbula de un pez de 424
millones de años ha revelado información sobre el sistema de reemplazo de dientes. Los dientes
están sometidos a una gran cantidad de desgaste, así que tiene sentido poder reemplazarlos durante la vida
del animal.
millones de años ha revelado información sobre el sistema de reemplazo de dientes. Los dientes
están sometidos a una gran cantidad de desgaste, así que tiene sentido poder reemplazarlos durante la vida
del animal.
Sin embargo, sorprendentemente, los dientes de los primeros vertebrados con mandíbulas estaban
fijados a los huesos de la mandíbula y no podían perderse. Finalmente, se desarrolló la pérdida
de dientes de forma independiente en dos ocasiones, mediante el uso de dos procesos muy diferentes. En
tiburones y rayas, las fibras que anclan el diente a la piel de la mandíbula se disuelven y simplemente se
cae todo el diente. En los vertebrados terrestres y peces óseos, el diente en desarrollo se
une directamente al hueso de la mandíbula por un tejido especial conocido como «hueso de unión» y cuando es
hora de que el diente se caiga, esta unión debe separarse; con la entrada de células especializadas que
reabsorben la dentina y el hueso de unión hasta que el diente se afloja. Es por ello que los dientes
de leche de los humanos pierden sus raíces antes de desprenderse, pero los autores de este
trabajo se pregunaron cuándo evolucionó este proceso. Los investigadores decidieron analizar un hueso de la
mandíbula del pez fósil ‘Andreolepis’ de 424 millones años de edad de Gotland, en Suecia, cercano al
ancestro común de todos los peces óseos y los vertebrados terrestres vivientes.
fijados a los huesos de la mandíbula y no podían perderse. Finalmente, se desarrolló la pérdida
de dientes de forma independiente en dos ocasiones, mediante el uso de dos procesos muy diferentes. En
tiburones y rayas, las fibras que anclan el diente a la piel de la mandíbula se disuelven y simplemente se
cae todo el diente. En los vertebrados terrestres y peces óseos, el diente en desarrollo se
une directamente al hueso de la mandíbula por un tejido especial conocido como «hueso de unión» y cuando es
hora de que el diente se caiga, esta unión debe separarse; con la entrada de células especializadas que
reabsorben la dentina y el hueso de unión hasta que el diente se afloja. Es por ello que los dientes
de leche de los humanos pierden sus raíces antes de desprenderse, pero los autores de este
trabajo se pregunaron cuándo evolucionó este proceso. Los investigadores decidieron analizar un hueso de la
mandíbula del pez fósil ‘Andreolepis’ de 424 millones años de edad de Gotland, en Suecia, cercano al
ancestro común de todos los peces óseos y los vertebrados terrestres vivientes.
La mandíbula es una pieza pequeña, de menos de un centímetro de longitud, pero esconde un gran secreto: la
microestructura interna del hueso está perfectamente conservada y contiene un registro de su historial de
crecimiento. Hasta hace poco, sólo ha sido posible ver las estructuras internas cortando físicamente finas
secciones del fósil y visualizándolas bajo el microscopio, pero esto destruye la muestra y proporciona sólo
una imagen bidimensional que es difícil de interpretar.
microestructura interna del hueso está perfectamente conservada y contiene un registro de su historial de
crecimiento. Hasta hace poco, sólo ha sido posible ver las estructuras internas cortando físicamente finas
secciones del fósil y visualizándolas bajo el microscopio, pero esto destruye la muestra y proporciona sólo
una imagen bidimensional que es difícil de interpretar.
Noticia completa en 20 Minutos