La belleza exterior y la salud tanto física como mental, van en muchas ocasiones cogidas de la mano. Buen ejemplo de esto, es lo que se consigue a través de la rinoplastia, aunque hay quienes no lo quieren reconocer.
Muchas veces se juzga la cirugía estética como algo superficial, cuando una persona se opera solo con el fin de mejorar su aspecto. Sin embargo, quien hace ese comentario puede no estar dándose cuenta de que tras esa intervención, hay algo más importante: que quien se somete a este cambio, lo que pretende es sentirse bien tanto por fuera como por dentro, ya que este cambio puede suponer una mejora en su salud. Una rinoplastia es una solución para aportar armonía facial, sí, pero también lo es para solventar carencias de autoestima e inseguridad y problemas de carácter respiratorio.

El arte de modelar la nariz

Para quienes no estén familiarizados con este término, empecemos por el principio y definamos en qué consiste esta intervención: la rinoplastia es una operación quirúrgica que tiene por objetivo corregir una deformación nasal. Con ella el paciente puede, por ejemplo, aumentar o disminuir el tamaño de su nariz, logrando un aspecto estéticamente armonioso. Y el asunto no termina ahí, la rinoplastia soluciona también problemas funcionales de respiración. Ya sean de nacimiento o adquiridos por causa de alguna lesión, estos pueden dejar de ser un inconveniente tras este procedimiento quirúrgico.

Para que este tipo de cirugías tengan un final feliz el trabajo del cirujano maxilofacial ha de ser milimétricamente minucioso. Dejarse operar por las manos erróneas puede hacernos malgastar el tiempo, nuestros ahorros, la ilusión y hasta hacer peligrar la salud que teníamos hasta entonces. Por suerte en la actualidad, España cuenta con grandes profesionales como el Doctor César Colmenero Ruiz, el cirujano maxilofacial que colabora en la Clínica de Aitzíber Yagüe Cortázar, y que en 2016  ha sido reconocido en los Premios Doctoralia Awards como el cirujano más valorado de España dentro de su especialidad.

El candidato ideal

Como en todo, hay perfiles de pacientes que son más idóneos a la hora de ser operados con respecto a otros. En este caso, las personas ideales son aquellas cuyo crecimiento facial está completo, son físicamente saludables y no son fumadoras; y, sobre todo, sus metas sobre lo que la rinoplastia puede hacer por ellos, son realistas. Además, puede ser un factor importante el hecho de tener una nariz muy ancha, muy torcida, las fosas nasales desiguales, caídas, sobresalientes o tener un tabique desviado lo que puede estar produciendo en el paciente problemas respiratorios.

Tras la operación de rinoplastia

Los primeros días después de someterse a una rinoplastia o cirugía de nariz es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones para que la recuperación sea lo más rápida e indolora posible. Además de las que el cirujano pueda dar de forma individualizada, hay indicaciones genéricas que todo paciente debería cumplir. Entre estas, cuidados tan sencillos como usar camisas o chaquetas con botones para evitar que al quitar la ropa roce la nariz. De igual modo, es conveniente permanecer con la cabeza elevada incluso para dormir. Asimismo se deberá tener cuidado a la hora de cepillarse los dientes, lo mejor hacerlo con calma y suavidad. También es recomendable no comer alimentos difíciles de masticas, procurar no hacer sonar la nariz y cambiar las gasas tantas veces como haya indicado el cirujano.