Gracias a la rinoplastia millones de personas en todo el mundo disfrutan de un perfil estéticamente más atractivo. Es más, solo en España, y según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), uno de cada 1.000 españoles pasa por quirófano para someterse a ella anualmente. A pesar de que cada vez más personas no dudan hacerlo sigue habiendo un gran desconocimiento de todo lo que rodea a la rinoplastia, así que nunca está de más empezar por el principio y conocer, por ejemplo, qué dos técnicas se pueden practicar y cuáles son sus principales ventajas. Aquí os dejamos una breve pero clara explicación:

Rinoplastia cerrada

En relación al modo de operar, la rinoplastia puede ser abierta o cerrada. Elegir una u otra depende de muchos factores como qué objetivos se pretenden conseguir y cuáles son las necesidades reales del paciente, por lo que analizar caso a caso es fundamental. En el caso de la rinoplastia cerrada o cirugía endonasal no hay incisiones exteriores, por lo que no habrá cicatriz visible alguna. Además, este tipo de intervención es sencilla y requiere únicamente anestesia local y sedación.

Rinoplastia abierta

En la rinoplastia abierta o cirugía nasal se hace una incisión en la parte central de la nariz para poder acceder a los huesos y cartílagos del interior con más facilidad. Dado que está indicada para casos más complejos, esta requiere un preoperatorio algo más delicado.

En cualquier caso, ya sea abierta o cerrada, siempre debemos ponernos en manos de un verdadero profesional de la cirugía maxilofacial. Evitarás perder tu tiempo, tu dinero y sobre todo evitarás lastimar tu salud.