En asa o de soplillo, así se suelen conocer aquellas orejas cuya malformación provoca que sean algo más prominentes y sean, en muchas ocasiones, objeto de burlas.

Aunque los adultos también pueden acabar sufriendo por tener este tipo de orejas, son los niños la población más vulnerable a padecer complejos por esta causa, provocando un verdadero trauma psicológico.

Por suerte, este problema se puede tratar desde edades tempranas a través de una técnica llevada a cabo por un cirujano maxilofacial llamada otoplastia.

¿Qué es la otoplastia?

La otoplastia es un tratamiento estético realizado mediante una cirugía mínimamente invasiva. Su objetivo no es otro que el de corregir deformaciones en de las orejas para conseguir una correcta simetría de las mismas respecto al resto del rostro y ayudando a mejorar el autoestima del paciente.

Esta intervención, aunque es una cirugía ambulatoria, debe llevarse a cabo siempre por un profesional especializado. Solo él es el indicado para saber qué expectativas pueden llegar a conseguirse tras someterse a una operación de otoplastia y será quien garantice la seguridad e higiene necesarias antes, durante y tras la operación.

Respuestas a las preguntas más frecuentes

Antes de acudir al cirujano maxilofacial siempre hay preguntas que se repiten una y otra vez. Y, aunque cada caso es distinto a otro, normalmente algunas de ellas se pueden responder antes de entrar por su consulta. Aquí van las preguntas más frecuentes con las respuestas lo más exactas posibles:

  • ¿Cuánto dura una intervención?

Si la otoplastia no presenta ningún tipo de complicación aparente, se suele tardar entre 20 y 30 minutos por cada una de las orejas.

  • ¿Anestesia local o general?

En adultos generalmente se realiza con anestesia local. Sin embargo, para los niños se aconseja realizar sedación suave general.

  • ¿Cómo es la recuperación?

Gracias al equipo cualificado y de confianza con un cirujano al frente del mismo, la recuperación será más llevadera, puesto que en todo momento el paciente estará bajo supervisión y constante seguimiento. A las 24 horas el paciente puede retomar sus actividades habituales y, aunque durante los primeros días sentirá algo de dolor en la zona operada, la otoplastia es tan agradecida que pronto olvidará las molestias y se sentirá mucho mejor consigo mismo.